Ser nicaragüense
- Arnulfo Urrutia
- 23 ago 2023
- 1 Min. de lectura
Ser nicaragüense no me da orgullo, tampoco me da alegría. Simplemente me identifica como nacido en determinado territorio.
¿Por qué no me da orgullo ni me da alegría?
El orgullo es algo que el ser humano tiene que evitar. Por orgullo hay guerras, por orgullo hay trampas, por orgullo se traiciona. Alegría. Tampoco la alegría. Las personas se la ganan, se la fabrican, se la ingenian.
La nacionalidad; cualquiera que sea: nicaragüense, mexicana, argentina; no da alegría, lo que da es identidad. La alegría, repito, te la dan hechos que te satisfacen, los hechos que muestran que somos seres humanos, que procuramos la convivencia, la hermandad y la solidaridad.
Y, cuando digo solidaridad, no estoy hablando de la solidaridad devaluada que mencionan los políticos, estoy hablando de la solidaridad en el día a día, en las pequeñas acciones con tu vecino, con tu hermano más cercano.
Por eso, ser nicaragüense o ser de la tierra, de la luna o de marte, no me da ni orgullo ni alegría. El orgullo lo rechazo y la alegría me la fabrico.
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