PENSANDO EN POSITIVO
- Arnulfo Urrutia
- 27 mar
- 2 Min. de lectura
Hoy Amanecí pensando en positivo; amanecí pensando en la muerte.
Amanecí recordando a mi mama y a mi papa, sentados cada uno en su silla y cada uno en su casa. Sentados en silencio, con la vista clavada en ningún lugar. Ellos podían hacerlo. En sus tiempos, las redes sociales no existían y el silencio permitía encontrarse con uno mismo con mayor frecuencia.
Pienso en la muerte de una manera tan tranquila y tan satisfactoria, que a muchos les extraña. Voy rumbo a los 72 años y vivo a plenitud, disfrutando de salud, en un entorno optimista y con satisfacción por todo lo hecho con mi vida.
Satisfecho por todos mis hijos y hasta los nietos incluyo, aunque estos ya son obra de mis hijos.
Siento que nunca le hice daño a nadie, por lo menos intencionalmente, y dejo una huella en mi país, al ser uno de los pioneros en la promoción del Emprendimiento y el impacto que esto ha tenido en muchas vidas.

Trabajo formalmente, desde que tenía 18 años cumplidos y a los 19 me hice cargo de alquilar una casa para vivir con mi mamá y después con una hermana y después con mi primera esposa. ¡Diecinueve años y ya era el “jefe de familia”!
Espero la muerte con una tranquilidad de la que yo mismo me sorprendo y quiero que me sorprenda también ella a mí, para que se me presente como un “Infarto Fulminante”. Simplemente me muero, me llevan a un crematorio, me hacen cenizas y después las utilizan como abono para estos coludos que me acompañan mientras medito aquí sentado, sobre todo lo bueno que he vivido.
No quiero morirme viejo “cacreco”. ¡No! Quiero morirme así, guapo y lleno de energías como estoy. Ojalá que la vida o la muerte, no sé cuál de las dos, me lo permitan.
La vida me ha dado muchísimas más cosas buenas que malas. Las pruebas difíciles que me puso desde mi infancia, las superé con creces. Me siento un vencedor.
La única insatisfacción que tengo, aunque no es responsabilidad mía, es marcharme sin poder ver un mundo más pacífico, de ver una sociedad menos dividida y ver un mayor cuido al medio ambiente. Por supuesto, todo eso tiene solución, pero no lo vamos a reparar en uno, ni en dos, ni en tres años, que son los que estadísticamente que me quedan de vida.
¡Hasta la próxima chavales!
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