HAMBRE
- Arnulfo Urrutia
- 14 mar 2024
- 1 Min. de lectura
Aquel hombre tomaba uno y tomaba otro, para hojearlos.
¿Ya leyó la vida en sorbos? —Le pregunté, acercándole un ejemplar.
Sin decir palabra, tomó el libro. Lo hojeó. Revisó la página de los créditos y siguió hojeándolo.
—Necesito veinticinco ejemplares ahora mismo —me dijo, sorpresivamente—. Si no los tenés, te fregaste.
—Los ando en el carro —le dije—.
Llamó a su chofer para que me acompañara. Salimos al estacionamiento y cumplí con su demanda.
—Tenés suerte —dijo un tanto sorprendido—.
—No es suerte. Es hambre. —Le aclaré—
Tampoco te querrás burlar de mí. Lo que menos tenés es cara de hambre. —Dijo un poco molesto, arrugando el entrecejo.
—Es una metáfora. Los que escribimos, las utilizamos a menudo.
¡Me jodiste! —Dijo sonriente, mientras nos dábamos la mano en señal de despedida.
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