El Último Viento
- Arnulfo Urrutia
- 6 jul 2024
- 1 Min. de lectura
Ana vivía en una cabaña sencilla, donde cada objeto tenía su razón de ser. Disfrutaba de la brisa matutina, el aroma del café y el canto de los pájaros. Su vida era un equilibrio perfecto entre lo esencial y lo que le daba alegría.
Un día, sin previo aviso, se puso su mochila y salió al mundo, dejándolo todo atrás. Nadie supo de su paradero, solo encontraron una carta en la mesa:
"No me busquen, seguro estaré perdida. Gracias por todo".
El viento que entraba por la ventana parecía susurrar su despedida. Había decidido experimentar la vida de otra manera; con libertad.
Sus amigos entendieron: Ana no se había ido, simplemente se había fundido con el viento.
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