Duermevela
- Arnulfo Urrutia
- 17 oct 2023
- 1 Min. de lectura
Entonces me subí en los peldaños de mi esperanza, pero todo fue en vano. La neblina del egoísmo cegaba a mis hermanos.
El horizonte se había desdibujado y el mar había escapado por el hueco que dejó un náufrago en la arena.
Me puse las gafas de colores, tomé un sorbo de ilusión y caminé decidido hasta la frontera del pensamiento.
A lo lejos, vi a un Señor refunfuñando, porque el barro que había utilizado para su obra, no había sido del mejor.
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